domingo, 17 de octubre de 2010

Los Volcanes.

Los volcanes son la manifestación externa de un proceso interno: el ascenso de magma a la superficie. El magma es una mezcla de roca fundida, gases y fragmentos sólidos, que se encuentra en algunas zonas de la litosfera, a una temperatura de entre 700 y 1.200 ºC. Es e material que, por enfriamiento y consolidación, da lugar a las rocas ígneas.
Llamamos actividad volcánica a todas aquellas manifestaciones relacionadas con los volcanes. Comprende no solo las conocidas erupciones, causantes a veces de catástrofes, sino también fenómenos menos impresionantes, como las fumarolas (emisiones de gases) o los géiseres (chorros de vapor de agua que salen, intermitentemente, de una grieta).
La actividad de los volcanes es muy variable. Hay volcanes tremendamente activos, que entran con frecuencia en erupción. Otros son mucho más tranquilos, y alternan períodos de reposo o de actividad atenuada con otros de erupciones más o menos intensas. Hay algunos que se llaman <>. No están en erupción, pero no se les cree extinguidos. Y los que hay que, casi definitivamente, pueden considerarse extinguidos.
Como los terremotos, la actividad volcánica se puede explicar por la dinámica de la litosfera. Los volcanes y los fenómenos asociados a ellos son mucho más abundantes en las zonas de contacto entre placas. Se estima que, de todos los volcanes del planeta, un 95% están relacionados con bordes de placa y sólo un 5% se encuentran en zonas intraplaca.

Tipos de volcanes

Existen diferentes tipos de volcanes. Por su localización, se distinguen los volcanes terrestres y los submarinos. Por su forma, podemos clasificarlos en volcanes fisurales y puntuales.
Los fisurales tienen como abertura una fisura de gran longitud. En las dorsales oceánicas hay muchos volcanes de este tipo. Los puntuales, como el Etna (Sicilia), son los volcanes típicos, los que corresponden a la imagen que casi todo el mundo tiene de lo que es un volcán. Presentan aspecto de montaña con un cráter en la parte alta.

Estructura de un volcán puntual

Un volcán puntual es algo más que una simple montaña. En cualquier volcán podemos distinguir una parte superficial y una que se encuentra bajo la superficie.
La parte superficial, que es visible desde el exterior, se denomina edificio volcánico. Pueden existir diversos edificios volcánicos más o menos unidos, con conos volcánicos debido al depósito de los materiales expulsados por el volcán. Estos edificios volcánicos reflejan las sucesivas etapas de actividad del volcán, por estar formados por los materiales que este ha expulsado a lo largo de su historia.

Formas de los volcanes puntuales

Es fácil deducir que la forma de los volcanes dependerá de las erupciones, de su frecuencia y de la composición del material que surge. En función de su forma podemos distinguir tres tipos de volcanes.
  1. Los volcanes en escudo: Son típicos de las islas de Hawai. Tienen una lava muy fluida, que recorre grandes extensiones. El resultado es un volcán muy masivo, con pendientes muy suaves.
  2. Los estratovolcanes: Son los más característicos. Están compuestos por sucesivas capas de piroclastos y coladas de lava, que forman estratos. Se trata de los clásicos volcanes con forma de montaña, con estructura bastante simétrica y laderas con cierta pendiente.
  3. Los volcanes más pequeños y simples son los conos de cenizas y los domos de lava. En estos casos, los materiales expulsados en una erupción ocasional se acumulan alrededor del foco emisor.

Erupciones volcánicas

La erupción del Vesubio en el año 79 d.C. es una de las primeras erupciones volcánicas documentadas. En su momento, los habitantes de la zona afectada no supieron de qué se trataba. Era un fenómeno nuevo y ni siquiera sabían el riesgo al que se enfrentaban. El tiempo y la experiencia han hecho que los volcanes se consideren, en muchos casos, una amenaza que conviene vigilar atentamente.
Los volcanes más peligrosos son aquellos que se sitúan en zonas de límites convergentes entre placas. En estas zonas se producen magma de naturaleza silícea a unos 100-150 km de profundidad. El magma es muy viscoso, y las erupciones son muy violentas y explosivas. Afortunadamente, estos volcanes son escasos: abundan mucho más aquellos situados en límites divergentes (dorsales), con lava de naturaleza basáltica, más fluida, que surge en erupciones más tranquilas.

Productos volcánicos

Durante una erupción, los volcanes emiten al exterior productos sólidos, líquidos y gaseosos.
  • Los productos sólidos proceden de la solidificación súbita del magma que se ha enfriado al llegar a la superficie de la Tierra. Según su tamaño, tienen diferentes nombres. Si se trata de fragmentos finos, con aspecto de polvo, se llaman cenizas. Si tienen tamaño de la grava o un poco más grandes, se denominan lapilli. Si son muy grandes, se llaman bombas volcánicas (con formas redondeadas) o bloques volcánicos (con formas angulosas). En conjunto, todos los materiales sólidos expulsados por un volcán se denominan piroclastos (en griego, piros=fuego, y clasto=fragmento). En ocasiones, el magma contiene tantos gases que, al enfriarse, se forman fragmentos de una roca muy porosa y ligera; es la pumita o piedra pómez. Se trata de una roca tan poco densa que incluso flota en el agua.
  • Los productos líquidos reciben el nombre de lava, y están formados por el magma sin gases. Cuando se enfría en la superficie, la lava solidifica y forma lo que se denomina una coladas de lava. En algunos casos, las coladas de lava pueden alcanzar varios kilómetros de longitud.
  • Los productos gaseosos que expulsan los volcanes son muy diversos. Suelen ser vapor de agua, hidrógeno, nitrógeno, dióxido de carbono, monóxido de carbono, etc.

Los efectos catastróficos de las erupciones no se deben solo a la lava. También la emisión de gases tóxicos (como el monóxido de carbono) o de gran cantidad de productos sólidos pueden causar catástrofes.
No obstante, el fenómeno más peligroso y destructivo asociado a las erupciones volcánicas es el llamado flujo piroclástico o nube ardiente. Se trata de una gran nube de gases y piroclastos en suspensión, que se encuentra a una temperatura de alrededor de 500 ºC y desciende por las laderas del volcán a una velocidad de 100 km/h o superior. Esta nube ardiente arrasa todo cuanto encuentra a su paso.

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